divendres, 20 de febrer del 2015

NOTICIAS DE ANTONI CASAS ROS



 



Si hay un autor que últimamente me ha fascinado, ese es Antoni Casas Ros (Perpiñán, 1972). De padre catalán y madre italiana, escribe en francés y ha vivido en Perpiñán, Barcelona, Niza, Génova y actualmente en Roma. Su obra está impregnada del perfume de todas estas ciudades, comprendidas no casualmente en el viejo arco mediterráneo donde en algún tiempo que imagino soleado y primaveral, florecieron las voces de trovadores y juglares.

Con su primera novela, El teorema de Almodóvar (2008), me sorprendió y remeció como lector, tales eran la potencia y la furia de un relato autobiográfico rasgado de dolor y lirismo que la crítica literaria en España no supo cómo recibir, preocupándose más en averiguar la identidad del autor que en sopesar la indiscutible calidad literaria de la obra. Alimentó las sospechas el hecho de que Antoni Casas Ros no realiza apariciones públicas y que no exista ninguna fotografía que dé cuenta de su existencia. De hecho, esta voluntad de invisibilidad es explicada en la trama misma de esta novela: Un desgraciado accidente de coche producido al intentar esquivar un ciervo que se les cruzó en el camino, la noche en que se graduaba como matemático y en donde falleció su compañera, una joven de 20 años, lo dejó en estado de coma por largo tiempo, desfigurando su rostro completamente.

Esta situación terrible y casi cinematográfica, empujó a los más perspicaces, siempre numerosos, a dudar de la existencia real de Casas Ros, sospechando que se trataba de una máscara creada por otro escritor presuntamente barcelonés muy dado al juego de los despistes, los heterónimos y la mezcla de ficción y realidad. De hecho, no hubo mayores reparos en señalar a Enrique Vila-Matas como el creador del entuerto, cosa que fue inmediatamente desmentida de manera enérgica por el autor de Bartleby y compañía.

Ajeno a estas polémicas extraliterarias, Antoni Casas Ros regresó con Crónicas de la última revolución, publicada en castellano por Seix Barral en noviembre de 2012, superando las expectativas creadas y convirtiéndole en una suerte de amuleto, en un sortilegio, en una estrella distante de quien espero con ansias sus nuevos brillos. (Y sí, Casas Ros también es fan de Roberto Bolaño, a quien menciona e interpela en estas dos grandes obras que comentamos.) Y es que en Crónicas de la última revolución nos encontramos con un texto intensísimo, provocador, sugerente, lleno de poesía y sutileza, en donde el erotismo es luz, vida y muerte, y en donde revelaciones de tipo cuántico, ramalazos oníricos y libres posicionamientos vanguardistas, se incorporan como ráfagas sobre la narración, como oleadas de dudas, objeciones y fragmentos que perpetran un cuestionamiento lúcido y perturbador sobre el significado y los límites de la conciencia y la vida en sociedad. Carpetazo total al racionalismo y al positivismo decimonónico, con Casas Ros nos lanzamos como por un tubo en los horizontes posibles de un desconcertante y fascinante siglo XXI, cuyos sorprendentes avances en el plano de la ciencia y la tecnología, guardan tan poca relación con la rigidez, el dogmatismo y la miseria que se imponen en el plano de la economía, la política, la cultura y los derechos de los seres vivos que pueblan el planeta.

Por último, una advertencia: El lector convencional que desee leer un relato unificado, ameno, sencillo, dotado de un principio y un final reconocibles y en donde el concepto que define la Revolución se emparente con los "buenos deseos de un mundo mejor" que, supuestamente, debería expresar toda poética, que no se asome a esta obra. No es apta para paladares cartesianos ni para gourmets de las diferentes bandejas del realismo, ni menos para quienes buscan en la lectura entretención ligera o historias conmovedoras. No obstante, quien a pesar de no sentirse preparado para vivir la Revolución que propone este autor, igualmente desee arriesgar y lanzarse en una aventura imprevisible, contará con un gran aliado y amigo en el camino: La calidad extraordinaria de la escritura de Casas Ros, que hace que cada página leída tenga valor en sí misma, mucho más allá de la interpretación que cada uno desee dar al conjunto de la obra.

Por descontado, un hallazgo de esta naturaleza no tiene lugar ni cada día ni cada mes, y me atrevo a decir que ni cada año. Antoni Casas Ros es absolutamente excepcional.

Como botón de muestra de su prosa rica y seductora, aquí dejamos a nuestros lectores y amigos con un par de perlitas extraídas de Crónicas...:

"Basta de medias soluciones, basta de discursos moralizadores, basta de idealistas que quieren salvar el mundo del caos. La perversidad humana, la vanidad, el orgullo, el dinero, el poder, son los verdaderos motores del mundo, Una única solución: 'La última revolución! ¡El caos! Después, tal vez el hombre pueda sacar partido de la destrucción extrema y renacer. Si fracasa, el mundo será por fin silencioso y flotará en el azul del cielo sin satélites para filmarlo. El océano pertenecerá al cielo, las selvas a los ríos, los hielos al azul profundo. Todo el conocimiento humano, toda la creatividad, el genio, como una melodía que se pierde en el abismo de los volcanes. Hay fuego en nuestro interior, que nos consuma, que transforme muestra vanidad en una corriente de lava que escape al cielo en busca de los indecible." (pág. 143-144).



América y el mundo occidental son un gran supermercado donde no tengo nada que comprar"! (pág. 1549

"Los conceptos son tabiques estancos que impiden la libre circulación de las emociones, los seres, las sensaciones". (pág. 131)



        
JORGE MORALES
Girona, marzo 2014-febrero 2015.